Sin duda alguna el Presidente de la República Francesa ha sido la figura política que con más fuerza ha irrumpido en la política europea en los últimos tiempos. La falta de complejos, el hablar claro y la cercanía a los problemas de la mayoría de las personas así como una actividad desenfrenada hacen que lo veamos como un aire nuevo en el panorama de los dirigentes y líderes mundiales, y porqué no como el ejemplo a seguir.
Por ello os posteo un artículo aparecido en el diario El Mundo, escrito por Alberto Ruíz Gallardón, la semana pasada en el que se glosa la figura de Nicolas Sarkozy.
Pasión y razón de una nueva política
ALBERTO RUIZ-GALLARDÓN, alcalde de Madrid
MADRID.- Al igual que hará pronto entre nosotros, el movimiento pendular de la política ha querido corregir en Francia una larga etapa de retórica e inacción, sirviéndose para ello de la figura vigorosa e imaginativa de Nicolas Sarkozy.
A diferencia de nuestro caso, en el país vecino la somnolencia gubernamental previa ha estado protagonizada por una derecha estancada y encerrada en sí misma, que con su incapacidad para evolucionar ha hecho al menos el servicio de advertir a cualquier partido conservador de los peligros de una reiteración excesiva en sus mensajes y estilos.
Por eso la transición de Chirac a Sarkozy representa el paso de una derecha complaciente a una derecha verdaderamente nueva y transformadora, en un salto que hace difícil en rigor hablar de continuidad. Pero por lo demás, el paralelismo con España es nítido. Porque si ha sido esta nueva derecha, y no su adversario ideológico, la que ha corrido con la responsabilidad de la alternancia, ello se debe a la semejante inconsistencia de una izquierda que zozobra en un mar de clichés y que hace mucho que olvidó su razón de ser.
En este tiempo de 'wishful thinking', el pensamiento de buenas intenciones en que se evapora el último socialismo, no resulta extraño que Nicolas Sarkozy haya desguazado como un huracán de argumento, proyecto y razón los balbuceos de Ségolène Royal ante los complejísimos retos que nos aguardan. Frente a la inhibición de una izquierda inapetente, que se ha desfondado en el trance crucial del relevo generacional, y que no se decide a actuar o no sabe en qué dirección hacerlo, Sarkozy representa la conciencia recobrada de la legitimidad de las instituciones, sin más compromiso con el pasado que el redescubrimiento de la naturaleza democrática de éstas y su misión como defensoras de los más débiles.
"La República empieza cuando la política deja de estar al servicio de la voluntad de poder para ponerse al servicio del bienestar de los hombres", ha dicho, para acto seguido denunciar que "al final del camino del arrepentimiento y del odio hacia uno mismo está, no nos engañemos, el comunitarismo y la ley de las tribus".
Consciente de que lo que importa es convocar, Sarkozy simboliza además una derecha sin corsés, que tiene la fuerza y la capacidad de sintonizar con sectores más amplios de la sociedad que en otras circunstancias no hubieran confiado en un líder meramente conservador. Y aunque en esa apertura le ha ayudado la tradicional flexibilidad del partido gaullista, en permanente adaptación al proyecto de cada momento —a nadie se le ocurre por eso esgrimir la pintoresca idea de que sea una formación oportunista o sin convicciones—, no es menos cierto que es entero mérito suyo haber recordado a los ciudadanos que la sensibilidad social de la derecha no es menor ni nace de motivaciones menos sinceras que la de la izquierda.
Por eso puede interrogar a sus oponentes por la memoria olvidada de Camus, como nosotros podemos preguntar por Besteiro. La composición plural de su gabinete es a ese respecto mucho más que un gesto. Obedece al generoso sentimiento institucional que habita a un político que entiende que el servicio más inteligente a su partido consiste en ofrecer a los ciudadanos un gobierno en el que todos puedan verse reflejados.
Como queda patente en esa memorable pieza de la oratoria moderna que es el discurso ante su partido el 14 de enero de este año, Nicolas Sarkozy encarna la pasión y la razón de una nueva política.Y anuncia el regreso más general de un tiempo protagonizado por la templanza y la resolución de los hombres de centro y derecha.
ALBERTO RUIZ-GALLARDÓN, alcalde de Madrid
MADRID.- Al igual que hará pronto entre nosotros, el movimiento pendular de la política ha querido corregir en Francia una larga etapa de retórica e inacción, sirviéndose para ello de la figura vigorosa e imaginativa de Nicolas Sarkozy.
A diferencia de nuestro caso, en el país vecino la somnolencia gubernamental previa ha estado protagonizada por una derecha estancada y encerrada en sí misma, que con su incapacidad para evolucionar ha hecho al menos el servicio de advertir a cualquier partido conservador de los peligros de una reiteración excesiva en sus mensajes y estilos.
Por eso la transición de Chirac a Sarkozy representa el paso de una derecha complaciente a una derecha verdaderamente nueva y transformadora, en un salto que hace difícil en rigor hablar de continuidad. Pero por lo demás, el paralelismo con España es nítido. Porque si ha sido esta nueva derecha, y no su adversario ideológico, la que ha corrido con la responsabilidad de la alternancia, ello se debe a la semejante inconsistencia de una izquierda que zozobra en un mar de clichés y que hace mucho que olvidó su razón de ser.
En este tiempo de 'wishful thinking', el pensamiento de buenas intenciones en que se evapora el último socialismo, no resulta extraño que Nicolas Sarkozy haya desguazado como un huracán de argumento, proyecto y razón los balbuceos de Ségolène Royal ante los complejísimos retos que nos aguardan. Frente a la inhibición de una izquierda inapetente, que se ha desfondado en el trance crucial del relevo generacional, y que no se decide a actuar o no sabe en qué dirección hacerlo, Sarkozy representa la conciencia recobrada de la legitimidad de las instituciones, sin más compromiso con el pasado que el redescubrimiento de la naturaleza democrática de éstas y su misión como defensoras de los más débiles.
"La República empieza cuando la política deja de estar al servicio de la voluntad de poder para ponerse al servicio del bienestar de los hombres", ha dicho, para acto seguido denunciar que "al final del camino del arrepentimiento y del odio hacia uno mismo está, no nos engañemos, el comunitarismo y la ley de las tribus".
Consciente de que lo que importa es convocar, Sarkozy simboliza además una derecha sin corsés, que tiene la fuerza y la capacidad de sintonizar con sectores más amplios de la sociedad que en otras circunstancias no hubieran confiado en un líder meramente conservador. Y aunque en esa apertura le ha ayudado la tradicional flexibilidad del partido gaullista, en permanente adaptación al proyecto de cada momento —a nadie se le ocurre por eso esgrimir la pintoresca idea de que sea una formación oportunista o sin convicciones—, no es menos cierto que es entero mérito suyo haber recordado a los ciudadanos que la sensibilidad social de la derecha no es menor ni nace de motivaciones menos sinceras que la de la izquierda.
Por eso puede interrogar a sus oponentes por la memoria olvidada de Camus, como nosotros podemos preguntar por Besteiro. La composición plural de su gabinete es a ese respecto mucho más que un gesto. Obedece al generoso sentimiento institucional que habita a un político que entiende que el servicio más inteligente a su partido consiste en ofrecer a los ciudadanos un gobierno en el que todos puedan verse reflejados.
Como queda patente en esa memorable pieza de la oratoria moderna que es el discurso ante su partido el 14 de enero de este año, Nicolas Sarkozy encarna la pasión y la razón de una nueva política.Y anuncia el regreso más general de un tiempo protagonizado por la templanza y la resolución de los hombres de centro y derecha.
1 comentario:
La policia saudita ha detingut el blocaire Fouad Al-Farhan per les seves crítiques al règim.
Proposo enviar un correu de protesta a l'ambaixador saudita a Brussel.les.
Més info i text model aquí:
http://catalunyafastforward.blogspot.com/2008/01/llibertat-per-fouad-al-farhan-blocaire.html
Marc Arza
www.catalunyafastforward.blogspot.com
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